De 41 años de edad, al momento de su muerte,la Drug Enforcement Administration (DEA) afirmaba que Amado Carrrillo Fuentes cambiaba frecuentemente de fisonomía mediante cirugía plástica. Su “estilo” era objeto de debate. Mientras que algunos decían que era muy violento y despiadado con los que lo traicionaban, había otros que lo describían como “conciliador y diplomático”, escurridizo y meticuloso. Era objeto de 26 investigaciones en Estados Unidos y México. Había dos órdenes de aprehensión en su contra en EU. La Procuraduría General de la República (PGR) giró orden de arresto en julio 1996, a petición del gobierno estadunidense. Antes de “morir” estuvo en la lista de los “10 más buscados” de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI).
Los actos de Amado Carrillo Fuentes perduraron siempre ocultos bajo un velo de misterio. Hoy se sabe que entre mayo y julio de 1997 El señor de los cielos estuvo viajando a Rusia, Chile y Cuba. Sin embargo, en un “montaje” típico de los servicios de inteligencia, el 4 de julio de 1997 a las 21 horas, se anunciaba que el cadáver de Amado Carrillo Fuentes, estaba siendo preparado para su velorio en la finca del ejido El Guamuchilito, municipio de Navolato, a 60 kilómetros de Culiacán, Sinaloa, según indicaron sus familiares. El cuerpo embalsamado de quien se presumía era Carrillo Fuentes, salió a las 9:30 horas en un vuelo de Aeroméxico con destino a Culiacán. El narco había sido atendido en el hospital Santa Mónica, en donde fue operado por los médicos Jaime Godoy Singh, Ricardo Reyes Rincón y Carlos Humberto Ávila, mismos que en noviembre de 1997 fueron señalados por la PGR como responsables de los delitos de homicidio calificado (doloso) y contra la salud en la modalidad de administración de un narcótico prohibido.
El 5 de julio de 1997, fuentes de la funeraria García López, ubicada a una cuadra de la Secretaría de Gobernación, en el Distrito Federal, informaron que ésta fue la encargada de trasladar el cadáver a Culiacán, aunque el certificado de defunción fue realizado con el nombre de Antonio Flores Montes. Para efectuar esa acción se utilizó un ataúd metálico que tuvo un costo aproximado a 10 mil pesos, y añadieron que se trataba de una persona de aproximadamente 40 años de edad, estatura regular, con bigote y tez morena clara. Fue recogido por el gerente de la funeraria San Martín, de Culiacán, Juan Blanco. Según algunas fuentes, le fueron practicadas dos autopsias, una en la ciudad de México y otra en Culiacán, donde peritos de la PGR establecieron que la causa de la muerte fue un paro cardiovascular. Ese día, en Culiacán se escucharon diversos rumores sobre el funeral. Se decía que se trataba de una farsa para evadir a las autoridades. Por su parte, la PGR informó en un comunicado de prensa que desde el 4 de julio por la noche, recibió informes en el sentido de que “el conocido narcotraficante Amado Carrillo Fuentes (a) El señor de los cielos habría fallecido”. Precisaba la dependencia que “hasta este momento, y no obstante que personas allegadas al señor Carrillo Fuentes habrían corroborado la noticia, la Procuraduría General de la República no está en aptitud de confirmar estos informes. Esta confirmación –puntualizó la dependencia– se realizará hasta que se haya tenido acceso al cadáver y se haya realizado la inspección cadavérica, así como los análisis técnicos y forenses correspondientes”.
Más adelante, el boletín indicaba: “En virtud de la existencia de diversas órdenes de aprehensión giradas en contra de Amado Carrillo Fuentes, la Procuraduría General de la República está obligada a corroborar por todos los medios legales a su alcance la identidad del cadáver y su correspondencia con la del presunto responsable”. La señora Aurora Fuentes de Carrillo y sus hijas Bertha Alicia y Luz Bertila ingresaron a la funeraria San Martín para reclamar el supuesto cuerpo del capo . Eran las 22 horas de Culiacán y mientras la familia se reunía con los peritos de la PGR, la funeraria fue rodeada por unos 300 elementos de la Secretaría de Protección Ciudadana armados con rifles de alto poder, quienes impidieron el acceso a los medios de comunicación.
Al día siguiente, salió la señora Fuentes con sus hijas y al ser entrevistada por numerosos representantes de medios nacionales e internacionales insultó a los reporteros pidiéndoles que respetaran su dolor, mientras las hermanas gritaban que el cuerpo sí pertenecía a Amado Carrillo. Entre golpes, forcejeos e insultos, la señora abordó una camioneta Silverado 1997 placas de circulación VFV-7931, con vidrios blindados y polarizados, para dirigirse a su rancho El Guamuchilito. En tanto, los peritos de la PGR se mantuvieron dentro de la funeraria negando todo tipo de información. Ante la insistencia de que Carrillo se encontraba vivo, la versión oficial indicaba que “la PGR se encontraba realizando las diligencias de ley. Concluidas las investigaciones del caso, se informará a la opinión pública sobre los resultados y conclusiones”, terminaba el boletín oficial.
El cuerpo fue examinado por peritos de la PGR, pero en un boletín oficial la dependencia dijo no estar “en aptitud de confirmar” la muerte del capo , hasta no corroborar “la identidad del cadáver” y realizar análisis técnicos y forenses”. Públicamente sólo se conocen cuatro fotos del jefe del cártel de Juárez , entre ellas, las dos fichas que le imprimieron las procuradurías del Distrito Federal y General de la República en 1989, publicadas por El Financiero y El Universal . Ninguna tiene parecido entre sí. No era la primera vez que Carrillo Fuentes tejía sobre sí todo una estrategia para distraer tanto a las autoridades, como a sus adversarios.